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No sé vosotros pero llevo más de diez días escuchando con atención los informativos de radio y televisión y leyendo artículos y pensando en cada palabra que nos dicen los que tienen los datos y el control para responder ante esta epidemia mundial. En tiempos de crisis el lenguaje verbal y no verbal es más importante que nunca. Y a mí las palabras escuchadas no me encajan.

No es momento de criticas políticas pero seguro que todos nos hemos dado cuenta de que han puesto al frente de la información a una persona tranquila y pausada que nos dice todo con una misma expresión y que transmite justamente eso, calma, que no pasa nada. Ya nos dijo Fernando Simón que “España no iba a tener más de algún caso diagnosticado”, que “No se estaba transmitiendo el virus en España”, que “El riesgo no se había incrementado”…y todos le creíamos porque su comunicación no verbal también transmitía tranquilidad y más viniendo de un médico epidemiólogo que ha estado al frente de otras crisis mundiales. Supongo que era lo que él realmente pensaba. O eso quiero pensar.

A eso le sumamos que desde el principio se le ha quitado importancia con las palabras a este Coronavirus describiéndolo y comparándolo con una gripe normal. ¿Y qué consecuencias tiene esta forma de comunicación? Nos daba la impresión de que esa epidemía no iba a llegar a España, que estábamos a salvo. Y que si llegaba no iba a pasar nada, porque gripes pasamos todos los años.

Pero se han olvidado de que el ser humano con frecuencia tiende a procesar la información externa de manera errónea, como si lo viésemos todo con un filtro sucio que distorsiona la realidad y la interpreta en sentido negativo. Sí, aquello de piensa mal y acertarás se hace viral ante informaciones incompletas o incomprensibles y de éstas tenemos muchas últimamente. Demasiadas.

Nuestras mentes tienden al catastrofismo y ahora no es para menos con los datos que nos comparten los medios de comunicación. Esto provoca síntomas de ansiedad en la población ( justo lo que no se quería provocar ocultando la verdad). Cada día nos levantamos buscando tres cifras: contagiados, altas y muertes por el Covid-19. Y eso crea ansiedad a cualquiera por mucho que salgan los ministros conteniendo la alarma social. Los hechos no son acordes a sus palabras. 

Es momento de transparencia en el lenguaje, de aclarar los datos que nos comparten y de que se haga con unos términos que entendamos todos los españoles ( mucha gente mayor solo se informa por la televisión así que hay que tenerlo presente). No olvidemos que si la audiencia no comparte el lenguaje del emisor, la comunicación no será efectiva. Esa información debe ser completa y que no tengamos que buscar noticias por nuestra cuenta ( de paso estaría bien que dejemos de compartir en los chats lo primero que nos llega para alarmar a los demás, contrastar antes por favor).

Sólo así los ciudadanos podremos creer realmente lo que nos comunican a través de los medios.

 

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